Eduardo Abad ha ideado un sistema para que el lechal, envasado al vacío, se ase solo con agua y sal al estilo de la zona en 30 minutos
Innovación y tradición son dos de las características que aúna la explotación de ovino de carne de Eduardo Abad y que el jurado de los Premios del Campo 2022 ha tenido en cuenta para concederle el premio Mejor Profesional.
Asentado en la localidad burgalesa de Pardilla, cría y vende sus lechazos y ese carácter innovador le ha permitido además, la comercialización de su producto envasado al vacío.
Y es que, se puede afirmar sin temor a equivocarse, que la explotación de Eduardo se sale de lo común. En este caso, se cumple al 100% la máxima ‘De la granja a la mesa’, pues comercializa los lechazos que cría preasados y envasados al vacío, listos para enviar directamente al consumidor, que tan solo necesita calentar y dorar en el horno durante unos 30 minutos.
A este lechazo de raza churra tampoco le falta el jugo en una fórmula perfecta que ideó junto a la Universidad de Burgos.
En los últimos años, dado el éxito del negocio, vende más de lo que produce por lo que tiene que contar con ganaderos de otras explotaciones cercanas para poder servir en tiempo y forma a todos sus fieles clientes.
A este mismo medio ha declarado en alguna ocasión que el sector del ovino es, desde una perspectiva social, «muy importante porque fija población rural y fija turismo al estar localizado en pueblos pequeños». Si se atiende al aspecto económico, «es una actividad que crea riqueza al fomentar el consumo de cercanía y la creación de puestos de trabajo directos e indirectos».
Y todo ello sin olvidar esa parte medioambiental, pues no se debe obviar que entre las «grandes labores» de las ovejas ha estado desde siempre la del mantenimiento del monte y, de este modo, evitar los incendios forestales con esa «limpieza permanente de las hierbas». Eso que muchos años después se ha dado en llamar ‘ovejas bombero’.
Para este ganadero de 46 años, licenciado en Ciencias Químicas y Tecnología de los Alimentos, el campo está en su ADN. Recaló en el sector ganadero por pura elección y vocación. Aquí es donde quiere estar y donde permanece con una explotación que ronda las 2.000 cabezas.
Reivindica el lechazo como «un estandarte de la gastronomía española» y es de los que piensa que tan poco son tantos los productos que «tienen su categoría y elegancia».
Nunca ha apostado por criar barato y desde ese punto de vista, al igual que defiende que el consumidor «se merece un respeto», tampoco deja de lado la parte de la producción, pues ese consumidor también debe entender y respetar que «la calidad tiene un precio».